Por: Miguel Antonio Meza Estrada
Una vez que el rector Cárdenas Valdez dio luz verde para continuar el proyecto de la estación, nos pusimos a trabajar, aprovechando un transmisor en FM usado, que había donado a la Universidad un norteamericano, por conducto de Hugo Abel Castro Bojórquez, en el periodo del rector Luis López Moctezuma. Después de varios trámites y arreglos, que se llevaron alrededor de dos meses, a fines de marzo de 1976, hicimos las primeras pruebas y el día 8 de abril ya empezamos a transmitir; salimos al aire con la Quinta Sinfonía de Beethoven. Esto lo hicimos en un local muy modesto e incómodo, que conseguimos en lo que fue un mercado municipal, ubicado en la calle López Mateos.
Tanto el rector Cárdenas Valdez, como el jefe del Departamento de Extensión Universitaria, Licón Dowling, estuvieron muy al pendiente, esperando que naciera el bebé, y esa misma noche del 8 de abril celebramos el acontecimiento.
Éramos un pequeño equipo; los aspectos de ingeniería los atendía Álvaro Borboa, lo relativo a transmisores Jorge Álvarez y un servidor que hacía todo tipo de actividades, desde locutor, comprar los discos, producir programas, realizar trámites administrativos, etcétera. Fueron tiempos de mucho trabajo, pero muy bonitos. Después se sumaron otros colaboradores muy valiosos.
A medida que se fue consolidando la estación, recibimos apoyos adicionales y en 1978, poco después de que la Rectoría pasó a ocupar lo que fue palacio de gobierno, se asignó a Radio Universidad una buena parte del sótano. Ahí ya tuvimos unos estudios en forma, con un transmisor nuevo que se compró, una sala para transmisiones en vivo, muy bien instalada, sección de cintas, fonoteca y tres cabinas de grabación.
En cuanto al concepto de radio que tratábamos de implementar, como es natural, hubo diversas opiniones. Había quienes decían que la estación debía ser un reflejo de la cultura universal y como tal auspiciar las expresiones más depuradas del talento humano en materia musical, por eso se le daba una importancia mayor a la música de los clásicos en sus distintas épocas, en las diferentes modalidades musicales, instrumentaciones, etcétera, pero también había que combinar con fragmentos de introducción musical. Después de la hora de la comida, era muy usual que tocáramos música ligera y también música popular, música quizás hasta folklórica, entendida como tal la que es oriunda de las regiones del mundo, por ejemplo, música veracruzana, pero música cantada por el pueblo, no necesariamente música comercial. Igual ocurría, por ejemplo, con las marimbas de Chiapas o con los boleros y trova yucateca, pero también incluíamos de vez en cuando música de jazz norteamericano o la música típica de polkas y sardas del centro de Europa; de tal manera que tratábamos de darle un carácter universal, pero concediéndole más importancia a la música formal que sentíamos era el punto de partida para comprender lo demás. Hay que señalar que era la única estación, creo que sigue siendo la única que transmite este tipo de géneros y que coadyuva significativamente a la formación musical de sus radioescuchas. No faltaban quienes insistían en que se debía transmitir música más popular, pero nosotros éramos partidarios de que para eso se podían sintonizar las estaciones de radio comerciales y además la música popular se podía adquirir con una gran facilidad en las tiendas de discos, no así la música formal.
Por otro lado nosotros teníamos muy buenas grabaciones, a medida que pasó el tiempo hicimos convenios, por ejemplo, con la Universidad de Guadalajara y Bellas Artes y recibíamos conciertos ya grabados en excelente calidad de estereofonía, conciertos en vivo, los que dirigía Eduardo Mata, Bátiz, Herrera de la Fuente, eran conciertos de primera, de tal manera que esa calidad interpretativa, pues no era tan fácil encontrarla en una estación de radio comercial.
Desde otro ángulo hay que mencionar que el propósito inicial de la estación fue servir fundamentalmente a la comunidad universitaria, pero en virtud de la magnífica acogida que recibió la programación, se ampliaron los objetivos para contribuir a la superación cultural de la comunidad bajacaliforniana en general.
(Entrevista realizada por Edna Aidé Grijalva Larrañaga, México, D.F., 1996)